Polanski y las preguntas.
Después de presenciar la espantada de Roman Polanski en el Festival de Cannes, quejándose de las preguntas tan pobres que le hacían los periodistas, echándole la responsabilidad al uso –y abuso- del ordenador, he reflexionado sobre el tema y he llegado a la conclusión que, efectivamente, las preguntas son pobres y de muy poco nivel, pero también lo son en muchos casos las respuestas. En definitiva, que estamos instalados en una sociedad dónde los ciudadanos nos hemos olvidado de pensar en libertad, para la que hace falta una combinación de preparación, formación, inquietudes i cierta dosis de valentía. El icono que nos podría representar es el anagrama de una antigua compañía discográfica, “La voz de su amo”, en que se representaba un perro anudado a un viejo gramófono. Probablemente toda una metáfora de nuestro tiempo.
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